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En 1833, bajo decreto gubernamental, se estableció un puerto franco en un lugar llamado Caracol, cercano a lo que hoy es Amapala. Este puerto se convirtió en uno de los más importantes del siglo XIX. Posteriormente, en 1893, Amapala fue incorporada al recién creado departamento de Valle, nombrado en honor al prócer hondureño José Cecilio del Valle. Durante la presidencia de Francisco Ferrera, en el siglo XIX, Honduras enfrentaba desafíos estratégicos y territoriales que requerían soluciones audaces. En este contexto, Ferrera ordenó la creación del Puerto del Tigre, ubicado en la Isla del Tigre, dentro del Golfo de Fonseca. Este puerto ofrecía un abrigo natural excepcional para embarcaciones y se convirtió en el único punto de acceso al océano Pacífico para Honduras durante la etapa republicana.
La ubicación estratégica del Puerto del Tigre no sólo impulsó el comercio y la navegación, sino que también lo posicionó como un elemento clave en disputas internacionales. Su relevancia quedó evidenciada en 1895 con el Tratado de Amapala, que buscaba crear la República Mayor de Centroamérica, una confederación entre Honduras, Nicaragua y El Salvador. Este tratado subrayó la importancia geopolítica del puerto y su papel en las aspiraciones de integración regional.
Golfo de Fonseca: Un Espejo de la Historia Centroamericana
El Golfo de Fonseca, ubicado en el litoral pacífico de Centroamérica, ha sido históricamente un punto estratégico y cultural clave. Descubierto en 1522 por Andrés Niño, quien lo nombró en honor al obispo Juan Rodríguez de Fonseca, este golfo se convirtió rápidamente en un eje para la navegación y el control territorial durante la conquista española. En 1524, Gil González Dávila destacó su importancia estratégica en una carta al emperador Carlos V, subrayando su potencial como ruta marítima y centro de poder regional.
Antes de la llegada de los españoles, el Golfo era habitado por los Lencas, un pueblo indígena que se organizaba en señoríos y aldeas agrícolas. Según tradiciones lencas, islas como Meanguera y Conchagüita tenían un profundo significado espiritual y cultural. Aunque se menciona la presencia Lenca en el Golfo y sus islas a su alrededor, no existen evidencias arqueológicas que confirmen asentamientos humanos en Zacate Grande. Sin embargo, vestigios como caminos empedrados y bultos conchas sugieren que hubo actividades costeras en la zona desde 1800 años antes de cristo como lo indican la muestras de carbono en la isla Periquito, donde estos bultos son considerados depósitos arqueológicos que muestran una ocupación humana continua en las islas, donde se considera que las conchas eran desechos alimenticios y posiblemente tenían usos para rituales.
Zacate Grande: La Isla, el Presidente y un Legado de Dudosa Procedencia
El 11 de diciembre de 1825, Honduras promulgó su primera constitución, estableciendo que los territorios insulares y marítimos que pertenecieron a la Corona Española pasarían a formar parte del naciente Estado. Entre estos territorios se encontraban las islas del Golfo de Fonseca, que quedaron bajo la jurisdicción de la República Federal de Centroamérica y, tras su disolución en 1839, pasaron a las repúblicas independientes. Ese mismo año nació Terencio Sierra en Coray, Valle, un personaje que marcaría la historia del sur hondureño. Político, militar y presidente entre 1899 y 1903, Sierra promovió obras como carreteras y el comercio bananero con la Standard Fruit Company. Sin embargo, su intento de extender su mandato en 1902 provocó su derrocamiento por Manuel Bonilla y su posterior exilio en Nicaragua, donde falleció en 1907. Uno de los episodios más curiosos de su legado fue la concesión de la Isla Zacate Grande durante su presidencia. Aunque los registros que vinculan a Sierra con la isla son escasos y controvertidos, se dice que transfirió la propiedad a una supuesta sobrina nicaragüense, Carmen Malespin de Lazo. Lo peculiar es que esta mujer habría nacido años después de la muerte de Sierra en 1907, lo que levanta serias dudas sobre la legitimidad de sus títulos de propiedad.
Las inscripciones registradas a nombre de Malespin fueron anuladas por irregularidades. Un ejemplo es el asiento 71 del Tomo 231 en el Registro de Propiedad de Choluteca y Valle. Este caso es un recordatorio irónico de cómo las leyes pueden torcerse en favor del poder político o económico, dejando un legado ambiguo sobre el control territorial en Honduras.
Por más de cuatro siglos, las islas del Golfo de Fonseca permanecieron despobladas tras la brutal conquista española. Sin embargo, a mediados del siglo XX, la isla Zacate Grande comenzó a repoblarse con familias provenientes de Nacaome, Choluteca y pescadores locales que buscaban construir una comunidad en armonía con el entorno. Puerto Grande fue uno de los primeros asentamientos en este proceso, consolidándose gracias a su posición estratégica y la seguridad que brindaba su puerto natural.
En sus inicios, las tierras eran ocupadas bajo un sistema de posesión natural; no existían títulos de propiedad formales, y las familias simplemente notificaban a la alcaldía si deseaban cambiar de lugar. Sin embargo, con el tiempo, la llegada de empresarios y proyectos como la construcción de la carretera de Coyolito transformaron las dinámicas legales y sociales en la región. A lo largo de las décadas ubieron tres intentos significativos que buscaron regularizar la tenencia de tierras en Zacate Grande. El primero fue durante la reforma agraria de 1963, impulsada por Ramón Villeda Morales como parte de la Alianza para el Progreso, pero enfrentó resistencia de terratenientes. El segundo ocurrió en los años 90 bajo el gobierno de Leonardo Callejas, cuando empresarios como Miguel Facussé aprovecharon para documentar grandes extensiones de tierra, incluyendo 3,800 hectáreas en Zacate Grande. Finalmente, en 1991, durante la administración municipal conocida como "Juanque", se otorgaron más de mil dominios útiles, pero muchos registros se perdieron o fueron anulados. para finalizar el último intento que se realizó por dar un registro Legal a la comunidad donde se tendría legalmente datos históricos sobre su fundación Fue en marzo de 2024 con el inicio de la medición y regularización de terrenos en Zacate Grande, la idea es resolver décadas de conflictos por la tenencia de tierras y otorgar seguridad jurídica a los pobladores. Sin embargo, el proceso enfrenta grandes desafíos significativos. Como la falta de claridad sobre los títulos originales y las disputas con empresarios poderosos complican el proceso. Tras años de despojos y desalojos violentos, muchas familias temen que esta iniciativa sea utilizada para legitimar antiguos abusos y aunque el gobierno ha mostrado interés en resolver el problema, será crucial garantizar transparencia y priorizar los derechos históricos de las comunidades sobre intereses privados.
En sus inicios, las tierras eran ocupadas bajo un sistema de posesión natural; no existían títulos de propiedad formales, y las familias simplemente notificaban a la alcaldía si deseaban cambiar de lugar. Sin embargo, con el tiempo, la llegada de empresarios y proyectos como la construcción de la carretera de Coyolito transformaron las dinámicas legales y sociales en la región. A lo largo de las décadas ubieron tres intentos significativos que buscaron regularizar la tenencia de tierras en Zacate Grande. El primero fue durante la reforma agraria de 1963, impulsada por Ramón Villeda Morales como parte de la Alianza para el Progreso, pero enfrentó resistencia de terratenientes. El segundo ocurrió en los años 90 bajo el gobierno de Leonardo Callejas, cuando empresarios como Miguel Facussé aprovecharon para documentar grandes extensiones de tierra, incluyendo 3,800 hectáreas en Zacate Grande. Finalmente, en 1991, durante la administración municipal conocida como "Juanque", se otorgaron más de mil dominios útiles, pero muchos registros se perdieron o fueron anulados. para finalizar el último intento que se realizó por dar un registro Legal a la comunidad donde se tendría legalmente datos históricos sobre su fundación Fue en marzo de 2024 con el inicio de la medición y regularización de terrenos en Zacate Grande, la idea es resolver décadas de conflictos por la tenencia de tierras y otorgar seguridad jurídica a los pobladores. Sin embargo, el proceso enfrenta grandes desafíos significativos. Como la falta de claridad sobre los títulos originales y las disputas con empresarios poderosos complican el proceso. Tras años de despojos y desalojos violentos, muchas familias temen que esta iniciativa sea utilizada para legitimar antiguos abusos y aunque el gobierno ha mostrado interés en resolver el problema, será crucial garantizar transparencia y priorizar los derechos históricos de las comunidades sobre intereses privados.





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